Haven’t had such a good Sabbath in a long time; I think it’s always refreshing to step out of the same old rut and I feel that having the Sabbath in a different place, with different people and with a different format for services, accomplished that purpose. I understand that these small things help to enliven the spirit.
Hermann Hesse lamented that “it is hard to find this track of the divine in the midst of this life we lead.” What follows is a bit negative, but I’ll put the rest of the phrase nonetheless: “in this besotted humdrum age of spiritual blindness, with its architecture, its business, its politics, its men!” I think the Sabbath is a good time to seek it.
We went to Panajachel while the sun was about to set and had dinner there (although a cup of hot chocolate and “inherited” cake leftovers were sufficient for me); also our sisters went shopping.
On Saturday nights there are usually a lot of people on the streets. Some travel all the way from Guatemala City to Pana to drink or to hang out with friends. I encountered some former students of mine on the street (high school students at that time; now they must be in their early 20s). One of the girls in the group was a little bit tipsy. We chatted for a while and then said goodbye.
Now I want to tell this because it was, as it were, a “piece of the world” that had come between what I was experiencing with our brethren from the Church and it acted as a wedge, I suppose. Now, I’ve seen some very bad things in this world and what I saw wasn’t that bad, but it just got me thinking that sometimes there can be a hardening of one’s heart and a blindness that there is another way of living, a “higher way” (if one wants to call it that), where one can be truly happy and content and that there are some people in this world who live that way. They really exist. They really do. And I guess that that’s when one can find that “track of the divine” that Hesse spoke about.
(SPANISH)
Hace tiempo que no tenía un día de reposo tan bueno; pienso que siempre es refrescante el salir de la vieja rutina y creo que haber pasado el sábado en un lugar diferente, con personas distintas y con un formato diferente para los servicios ayudó a lograr ese objetivo. Entiendo que son estos detalles los que ayudan a vivificar el espíritu.Hermann Hesse se lamentó que “es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos”. Lo que sigue es un tanto negativo, pero quiero poner el resto de la cita: “¡en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de estos negocios, de esta política, de estos hombres!” Creo que el día de reposo es un buen tiempo para buscarla.Bajamos a Panajachel cuando el sol iba a ocultarse y cenamos allí (aunque para mí, una taza de chocolate caliente y restos de pastel “heredados” fueron suficientes). Nuestras hermanas fueron de compras.
Los sábados en la noche generalmente hay muchas personas en las calles; algunos viajan desde la Capital para beber o pasar un rato con los amigos. Me encontré con unos ex alumnos en la calle (fueron mis alumnos cuando estaban en el diversificado; ahora deben de andar por los veinte años). Una de las chicas estaba un poco mareada. Platicamos por un rato y luego nos despedimos.
Ahora bien, cuento esto porque fue como si un “pedazo del mundo” hubiera venido a interponerse entre lo que estaba experimentando con nuestros hermanos en la iglesia y supongo que fue como una cuña. He visto cosas muy malas en este mundo y lo que vi esa noche no lo era tanto, pero me puse a pensar que a veces puede haber un endurecimiento del corazón y una ceguera en ver que sí hay otra forma de vivir, una forma más “elevada” (si se puede decir así) en la que uno puede estar verdaderamente feliz y satisfecho y que hay personas en este mundo que viven así. Existen; en serio; y supongo que es allí en donde uno puede hallar esa “huella” de la que habló Hermann Hesse.